Historia
AÑO 1929.- En pleno corazón de los Andes Patagónicos a solo 1O Km. De Argentina, se funda oficialmente Futaleufú (río grande). Entre los pocos valientes que a esa fecha se habían afincado entre la tupida selva; se encontraba Don Ignacio Aníbal Vallejos y Familia.
AÑO 1930.- A través de un lago de 17 km. y de una belleza sin igual al que bautizaron Lago Espolón.
Descubrieron un hermoso valle jamás tocado por hombre alguno; un reducido grupo de sufridos hombres, guiados solo por el instinto. Entre ellos Don Bautista Espinoza.
AÑO 1950.- En una humilde choza y muy lejos de la civilización, entre la naturaleza más pura del Valle Espolón; nace el suscrito: Aníbal Vallejos Espinoza, nieto de los dos colonos anteriormente mencionados.
AÑO 1966.- Con solo 16 años me vi en la necesidad de abandonar mi patria y mi familia, debido a que en mi querido pueblo no tenía ningún futuro (hasta la fecha solo hay enseñanza básica). Fue al estar lejos, que me di cuenta de la enorme riqueza humana y natural que había dejado atrás y que hay quiero compartir con Uds.
Estando en la fría Tierra del Fuego, extrañaba los casi 40 de calor de nuestros veranos, el calor del fogón o cocina a leña (hasta hoy se conservan).
Al beber obligadamente el agua caliente y salobre del ardiente desierto comencé a añorar la fresca sombra de nuestros bosques, que antes para mi no habían tenido ningún valor. Desfilaban por mi mente, los ciento de cristalinos arroyos que bajan saltando desde las nevadas montañas, formando a su paso, cientos de hermosas cascadas de agua fresca y dulce, acudían también a mi mente nuestros ríos: El gran Futaleufú (orgullo nacional), el r o Espolón (hoy, día a día entrega truchas y salmones que superan los 12 Kg.). Y un sin fin de ríos menores, pero no menos ricos para la pesca recreativa. Los lagos: Las Rosas, Noroeste, Lonconao, Ceno Muerto y varios otros, hoy todos famosos por la abundancia de truchas y singulares paisajes.
Mientras trabajaba entre las cuatro paredes de una gran industria, pensaba en el inmenso placer y libertad que pueden sentir quienes montan un buen caballo y salen a galope tendido a recorrer cada rincón de este verdadero Paraíso de la naturaleza.
Al encontrarme viviendo en las grandes ciudades; me di cuenta de que estaba solo entre miles de personas solitarias; a diferencia de mi campo donde apenas somos unos pocos, pero todos se saludan de mano y se tratan como amigos, aunque nunca se hubiesen visto.
AÑO 1984.- Con mi esposa (Elma Baeza) compramos una parcela que pronto y a pedido de los primeros viajeros que llegaron, denominamos El Paraíso. Aquí empezamos lentamente a dar forma al modesto, acogedor complejo turístico: “La Casa de Campo” que cuenta con: Cabañas, Quincho, Camping, botes a remo y motor.
AÑO 2001.- Contamos con conexión a Internet e inauguramos nuestra página Web.
– Todo esto y mucho más descubrirá quien nos venga a visitar y tome alguna de las tantas excursiones que le ofrecemos.
¡Visítenos, no se va a arrepentir!